viernes, 16 de enero de 2015

DORMIR POCO PROMUEVE EL ENVEJECIMIENTO DE 

                                      LA PIEL

[Img #15541] Ya hay otro motivo para procurar dormir las horas necesarias. Los resultados de un nuevo ensayo clínico, indican que la cantidad de horas dormidas influye de manera significativa en la funcionalidad de la piel y en su ritmo de envejecimiento. Se ha comprobado que de entre las mujeres que participaron en el estudio como sujeto,  aquellas que habían dormido menos de lo necesario mostraban más signos de envejecimiento de la piel y tenían una recuperación más lenta ante una acción dañina de la radiación ultravioleta sobre la piel, y ante otras agresiones ambientales comunes que ésta sufre.

El equipo de la Dra. Elma Baron,  profesora de dermatología en la Escuela de Medicina de la Universidad Case Western Reserve, ha demostrado de forma concluyente que dormir menos de lo necesario acarrea una reducción en la salud de la piel y acelera el envejecimiento de la misma. Las mujeres que no durmieron lo necesario mostraron signos de envejecimiento prematuro de la piel, y una reducción significativa en la capacidad de ésta para recuperarse después de estar expuesta mucho rato al sol.

En el estudio participaron como sujetos de estudio 60 mujeres premenopáusicas de entre 30 y 49 años, de las cuales la mitad constituyeron el grupo de las que dormían poco. El equipo de investigación encontró diferencias estadísticamente significativas entre las mujeres que dormían las horas suficientes y las que dormían menos de lo necesario.

Evaluando a las mujeres con la escala SCINEXA de puntuación del envejecimiento de la piel, una escala en la que una puntuación mayor significa una apariencia más envejecida, se determinó que las mujeres que dormían lo suficiente tenían 2,2 puntos en promedio, mientras que las mujeres que dormían menos de lo necesario tenían 4,4 puntos en promedio.

El equipo de investigación también constató que la piel de las mujeres que dormían lo suficiente se recuperó con mayor eficiencia de las agresiones ambientales más comunes sufridas por la piel. Por ejemplo, recuperarse de una quemadura solar era más lento en las mujeres que dormían poco, con el enrojecimiento de la piel permaneciendo visible en ellas durante más de 72 horas, indicando ello que la inflamación se resolvía de un modo menos eficiente que en las mujeres que dormían lo suficiente.

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